A raíz de un hecho trágico como fue el crecimiento exponencial de la pandemia del Covid-19 en una gran parte del mundo, hemos podido apreciar cómo la consecuente cuarentena que llevó a gran cantidad de su población a dejar de interactuar con su entorno, implicó, sin embargo, una suerte de respiro para el planeta.
Aguas más transparentes, cielos más límpidos, aire más puro, reservas verdes más frondosas o animales disfrutando de un ecosistema natural con nula o escasa intervención humana, parecieran ser efectos positivos tangibles frente a una situación desgraciada. Nunca se nos ha hecho tan presente un escenario que demuestre de manera tan inequívoca el daño que podemos hacerle a nuestro hábitat cuando usamos sus recursos de una forma ilimitada.
Este trasfondo es útil también para reflexionar acerca de cómo podemos aportar, desde el sector que representamos, a una construcción más sostenible, que no sólo evite el uso desmedido de recursos naturales, sino que también ayude a una mejor calidad de vida.
Argentina Green Building Council, asociación a la cual pertenecemos, dio a conocer recientemente un artículo llamado “Los 6 principios de la construcción sustentable” en el que profundizaba en esta premisa estableciendo parámetros claros que deben cumplirse si queremos ser realmente energéticamente eficientes. Allí leíamos que “Los objetivos principales del diseño sostenible son reducir, o evitar por completo, el agotamiento de los recursos críticos como la energía, el agua, la tierra y las materias primas, prevenir la degradación ambiental causada por las instalaciones y la infraestructura a lo largo de su ciclo de vida y crear entornos construidos que sean habitables, cómodos, seguros y productivos.”
En esta nota nos enfocaremos en los 6 principios mencionados y en cómo la construcción en seco puede aportar, parcial o totalmente, a cumplir cada uno de ellos.
1 Optimizar el potencial del sitio
“Los edificios sostenibles comienzan con la selección adecuada del
sitio.”
La elección del sitio implica una afectación de varios factores ambientales,
entre los que se encuentra el consumo de energía no sólo del edificio en sí,
sino también del transporte que traslada los materiales para su construcción.
Los sistemas en seco, dado el bajo peso de los materiales que los componen,
permiten optimizar el traslado y acopio de materiales en obra. En una menor
cantidad de viajes es posible trasladar una mayor cantidad de materiales.
Incluso sus estructuras pueden llegar a la obra prearmadas (en una mesa de
panelizado en taller o a pié de obra), optimizando aún más dicho transporte.
2 Optimizar el uso de energía
Una manera muy eficiente para disminuir el consumo energético es la posibilidad que la construcción en seco brinda (por ser un sistema multicapas) a la hora de utilizar una adecuada aislación térmica en techos y muros. Con este sistema es factible ahorrar más de un 70% de energía en comparación a la construcción húmeda, tanto para calefaccionar en invierno como para acondicionar el ambiente en verano. Esto se verá reflejado en un ahorro que llegará de forma directa y puede sostenerse a través del tiempo.
3 Proteger y conservar el agua
La construcción en seco, como su nombre lo indica, no utiliza agua en su proceso constructivo, lo que optimiza al máximo el cuidado de este recurso natural tan preciado, y tantas veces escaso en nuestro planeta. Además, los materiales que conforman esta tecnología industrializada, al reemplazar a los componentes húmedos, no poseen los típicos tiempos de fragüe que tanto condicionan el avance de obra.
4 Optimizar el espacio de construcción y el uso de materiales
La construcción en seco permite reducir la superficie de los obradores, ya que sus materiales componentes ocupan mucho menos espacio que los de la construcción húmeda. Esto se pone de manifiesto aún en el caso de los materiales aislantes como los fieltros de lana de vidrio, que se comprimen para transporte y almacenamiento, ocupando así mucho menos espacio en obra. Adicionalmente, los materiales de la construcción en seco y el Steel Framing pueden llegar a obra pre-cortados –como los perfiles de acero galvanizado- o de medidas especiales –como las placas de yeso- de forma de reducir al mínimo los desperdicios. Con respecto al uso de accesorios eficientes y a la recuperación de aguas residuales, la construcción en seco permite, al igual que otros sistemas de construcción, la incorporación de los mismos al proyecto.
5 Mejorar la calidad ambiental interior (IEQ)
“La composición de los materiales utilizados en un edificio es un
factor importante en el impacto ambiental de su ciclo de vida.” Las placas
de roca de yeso – componente fundamental de los sistemas de construcción en
seco – no son ajenas a este concepto: el papel usado en la fabricación de las
placas de debe ser o bien 100% reciclado, o bien estar hecho de madera, fibras
de madera o partículas de madera procedentes de bosques legalmente cosechados.
La baja huella de carbono de las placas de yeso se explica en parte por el
hecho de que tiene cero emisiones de CO2, aparte del combustible quemado
durante la producción de calcinación y el secado. A su vez el acero, con el que
se hacen las estructuras sobre las cuales se atornillan las placas, contiene un alto porcentaje de
material reciclado y es, a su vez, 100% reutilizable.
Esto explica que la construcción en seco – entendida como un conjunto de
materiales medioambientalmente nobles, incluidos también los aislantes que van
en el interior – alcance una huella de carbono en promedio 47% menor a la de
una construcción húmeda; tanto en la producción de sus materiales como durante
el ciclo de vida de la construcción terminada.
También es importante para esta
reducción de CO2 el menor peso de los materiales intervinientes. Si bien
generan C02 durante su fabricación, su reducido peso en la construcción
minimiza el impacto.
6 Optimizar las prácticas operativas y de mantenimiento
“No importa qué tan sostenible haya sido un edificio en su diseño y construcción, solo puede permanecer así si se opera de manera responsable y se mantiene de forma adecuada.” El mantenimiento de una vivienda construida en seco es mucho más respetuoso con el medio ambiente. Si analizamos, por ejemplo, la rotura de una cañería, no es necesario picar la pared hasta encontrar la pérdida, generando así escombros no reciclables, sino cortar un pequeño trozo de placa de yeso húmeda, reparar la pérdida y luego emparchar con un nuevo trozo de placa de yeso seca. De esta manera, se evita desde la contaminación sonora que implicaría picar la pared, a la generación de escombros no reciclables y polvillo tan dañinos para el aire y el medio ambiente.
Conclusión: La construcción en seco hace un uso racional y eficiente de los recursos, tanto energéticos como materiales, y minimiza el impacto ambiental de la implantación, producción y uso de los edificios. El mayor aislamiento térmico contribuye al ahorro de energía. En nuestro país, cuya matriz energética es altamente dependiente de los combustibles fósiles, el ahorro de energía se traduce en menores emisiones de CO2. Así, la construcción en seco contribuye de manera sustancial a la lucha contra el cambio climático.