La exposición al ruido es una problemática que afecta especialmente a los habitantes de las grandes ciudades. Según un estudio realizado por Gaes Centros Auditivos en Argentina, 6 de cada 10 personas consideran que la ciudad donde viven es muy o bastante ruidosa. Esta cifra aumenta considerablemente en las ciudades de Buenos Aires y Córdoba, donde el 95% responde de esta manera.
La vida cotidiana en CABA obliga a las personas a enfrentarse a una suma de factores que perjudican la audición en forma progresiva a lo largo de los años. Los ruidos del tránsito en las zonas más neurálgicas, las obras en la calle y las manifestaciones diarias son solo algunas de las situaciones donde las personas se ven expuestas a ruidos excesivos durante varias horas.
Estos números y sus consecuencias ponen en alerta el poco confort acústico de los habitantes y la importancia de que haya un control de ruidos que impactan en las viviendas. El ruido no deseado en los hogares, que sobre todo en el último tiempo también se convirtieron en espacios de trabajo como de estudio, afectan tanto en la productividad, la concentración, el aprendizaje, como en el descanso, la relajación y el sueño. A largo plazo, hay evidencia que la presencia de ruido puede derivar en aumento de los niveles hormonales de estrés, aumentando el riesgo de efectos cardiovasculares, enfermedades cardíacas e hipertensión. “El control del ruido es clave a la hora de definir y diseñar los ambientes en una vivienda, teniendo en cuenta no solo los ruidos del ambiente exterior, sino también ruidos de edificaciones lindantes como de los propios habitantes de la vivienda”, comenta Silvina López Planté, secretaria de INCOSE, Instituto de la Construcción en Seco.
Si se tiene en cuenta que tanto los estudios de grabación y salas de cine como las principales cadenas de hoteles, espacios y ambientes con altas exigencias acústicas, utilizan sistemas de construcción en seco, desde INCOSE se destaca cómo este tipo de construcción ofrece los mejores estándares en aislamiento acústico.
Los sistemas de construcción en seco aíslan mejor el sonido que las obras húmedas, pero esto no es posible sin la instalación de materiales fonoabsorbentes – materiales que absorben la energía sonora y que tienen una estructura porosa- en su interior, en distintos espesores, para asegurar el confort acústico del edificio. Según ensayos realizados por el INCOSE, un tabique simple en seco relleno de lana de vidrio es 9 veces más liviano y de la mitad de espesor que una mampostería hueca de 20cm con aislamiento acústico semejante. “Los paneles utilizados en la construcción en seco pueden incorporar materiales que absorben el sonido, reduciendo la transmisión de ruido entre habitaciones y hacia el exterior. Esto es especialmente beneficioso en áreas densamente pobladas o en viviendas multifamiliares”, agrega López Planté.
La salud y bienestar es un derecho fundamental para todas las personas, por eso resulta importante desde el sector de la construcción considerar si las viviendas argentinas disponen de las condiciones necesarias para colaborar con el confort que necesitan las personas. La calidad de una vivienda no se mide solo en metros cuadrados, sino en el uso de materiales y sistemas constructivos que contribuyan a tener espacios que promuevan y ayuden el bienestar físico, emocional y social de las personas.